9 jun 2011

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Ayer me hicieron el desayuno, recibí mil mensajes y unas cuantas llamadas. Cayeron besos, abrazos, regalos (unos muchos) y otras cosas más. Cenamos requetebién, soplé las velas del pastel más bonito que nunca me habían hecho y al caer la noche, recién salida del laboratorio, mi señor X me hizo su último regalo. Así que la foto es mía pero el rebelado y la cámara son de él.

Gracias a todos los que os acordasteis de mi ayer. Y mil gracias más a los que vendreís a cenar esta noche, el sábado y el domingo. Lo mejor de cumplir años es poder contar con vosotros.

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