Empecé a encontrar el equilibrio que
comentaba aquí el día que por fin pudimos disfrutar de un fin de semana
súper slow en Masia La Garriga. Lo necesitaba muy mucho y la verdad es
que no había mejor plan para desconectar y reconectar de nuevo que ese.
Tengo que decir que parte del premio me tocó en el concurso de Instagram
de @masialagarriga y la otra parte fue cosa mía (necesitaba algo más
que una noche para coger aire junto a mi chico, Javier Gargallo, así que decidimos
alargar la estancia).
No tenemos palabras para describir el fin de semana en la masia. Un trato atento y familiar inmejorable, unos desayunos para salir rodando, un picnic para medio día totalmente handmade, cenas deliciosas en total tranquilidad, bosques y rutas para perderse, un cielo repleto de estrellas por las noches, amiguitos perrunos por doquier y la tranquilidad absoluta de sentirnos como en casa.
No hicimos nada en especial. No nos llevamos libros, ni tampoco salimos de escursión (aunque nos lo habíamos planteado). Disfrutamos de los alrededores e interiores de la casa, de la naturaleza animal y vegetal, del estar juntos sin nada más que hacer y le prometimos a Nuria y a su familia que volveríamos pronto. Muy, muy pronto.
Qué paz da verte pintar Verónica! Hace tiempo que está en nuestra lista hacer una visita a Masia la Garriga... A ver si podemos hacer una escapada.
ResponderEliminarUn besote bien grande y tenemos que encontrar un huequito para vernos y charlar un rato no?
Me ha encantado el vídeo, sería genial que nos regalases este tipo de posts más a menudo :))
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